En la cárcel con incontinencia

Cuéntanos tu día a día, tu historia personal sobre cómo fuiste diagnosticada, cómo lo llevó tu círculo más cercanos, tus tratamientos, cómo lidias con los síntomas... Desahógate.
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Eduard1972
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Registrado: Sab Feb 03, 2018 12:50 am

#1

Mensaje por Eduard1972 »

Soy nuevo en este foro y estoy aprendiendo un montón leyéndolo, así que ante todo gracias a la administradora, a los moderadores, y a todos sus participantes.

Hace unos 10 años tuve una experiencia muy peculiar que nunca he querido publicar, pero que en este foro lo veo adecuado.
Apunto que cuando menciono "interno" me refiero a "prisionero" y que "funcionario" son los "policías en la cárcel".
También que, pasados 10 años, cobré una indemnización simbólica de 700 euros y se eliminaron mis injustos antecedentes penales. Mi vecino tuvo problemas serios con mucha gente y parece que "alguien" consiguió que se fuera del pueblo. No le hemos visto más y no se sabe nada más de él.

Debido -quiero creer- a diferencias culturales, mi vecino, marroquí y musulmán, me agredió gratuitamente justo al salir de mi casa. Entre otras cosas mientras me pegaba iba gritando "muere maricón, maricón". Puesto que el primer puñetazo hizo volar las gafas, y aparte tampoco tengo demasiado físico, lo único que pude hacer fue ponerme los brazos alrededor de la cabeza, y echarme atrás para entrar en mi casa y cerrar la puerta . Fue terrible porque notaba que me manaba sangre de la cabeza, por la cara, pero claro, sin gafas al mirarme en el espejo del recibidor no veía qué era ni qué tenía. En seguida sonó el teléfono, y al descolgarlo eran la policía. Alguien había visto la agresión y había llamado al 112. Me tranquilizaron diciéndome que no me moviera de casa que ahora venía una ambulancia y una patrulla de policías. Vino primero la ambulancia, que me llevó al centro médico muy rápidamente, por lo que en ese momento no vi a la policía.
Mientras me atendían en el hospital, el marroquí se auto lesionó levemente (se mordió el labio) y se fue a la comisaría a denunciarme por agresión, diciendo que yo había llamado a la puerta de su casa, él había abierto, yo había amenazado a su mujer con las bonitas palabras "te voy a degollar como a un cordero y te voy a quemar el pelo" (sí, esto), y que yo le había dado un puñetazo en la frente que provocó que se mordiera el labio.
En cuanto al día siguiente ya estuve en condiciones de poner la denuncia por agresión, se me informó de esta denuncia previa suya, y me recomendaron que buscara testigos.
Sin testigos por mi parte (las dos vecinas que lo vieron todo tuvieron miedo de declarar) y con tres testigos por la suya (falsos, por supuesto), la juez tuvo que sentenciar: "Teniendo ante mí los dos partes médicos, no ha sido una agresión sino una pelea, en la que ambas partes han salido perjudicadas en diferente grado ". Se impuso una sanción de 300 euros para ambos, e indemnizaciones: 75 euros de mí hacia el vecino, y 2.500 de él hacia mí.
Aunque no estaba de acuerdo, si a los 2500 que recibía le descontaba los 300 de la multa y los 75, quedaba suficiente para pagar las gafas nuevas y, con suerte, incluso el dentista por los dientes rotos.
Pero no. Esto no va así. El vecino es insolvente.
Y, por increíble que sea, yo le tenía que pagar él los 75 euros (y los 300 de multa), SABIENDO que no recibiría nada.
Me negué en rotundo. Todos me dijeron que si no pagaba entraría en prisión, pero igualmente no hice caso y me negué en redondo. No me dio la gana recompensar al agresor. Jamás de los jamases. Lo encontré (y aún ahora lo encuentro) fuera de toda lógica y de sentido común.
Los recursos se desestimaron (básicamente diciendo que se hiciera una resta y así se pagara lo que me correspondía una vez recibido el dinero por la parte contraria).
Y como no se puede pagar la sanción sin pagar antes la indemnización, y no la quise pagar de ninguna manera, acabé ... con sentencia de 15 días de privación de libertad (correspondientes a los 300 euros de multa).
Y, al poco, ingresé en prisión.
En los poquísimos días que estuve aproveché para aprender el máximo posible de este mundo carcelario tan desconocido.
Por suerte los funcionarios y los internos enseguida estuvieron al corriente de la situación, y me trataron, todos, impresionantemente bien. Un funcionario jefe de módulo o similar me guió durante toda una mañana por todos los rincones de la prisión, y -después de tomar un café en el bar para personal- me dijo que si quería, para no aburrirme, podía "coger el destino de barrer los pasillos entre módulos", y acepté.
Fui consciente de la rutina carcelaria y de la total falta de libertad, así como, sobre todo, la incomunicación con el exterior.
Y de la importancia extrema de que el personal de la prisión sea "bueno" en su ámbito, o no.
Se aprende a apreciar el hecho de abrir una nevera, tener un gatito haciendo 'rrrrr' en el regazo, estar con la pareja, caminar junto al río, mirar el cielo abierto, ...
Para no olvidarlo, mi experiencia en cuanto a la prisión:
Sabiendo que una sentencia me obligaba al ingreso en prisión, pretendía dejarlo todo a punto: La casa bien cerrada, el coche en el garaje, con comida y agua para los gatitos, los clientes avisados, agua y butano cerrados, ...
Pero pasaban los días y nadie venía ni recibía ningún aviso ni nada.
Así que, iluso, pensé algo del tipo "Puesto que soy inocente, la sentencia no se cumplirá y ya está".
Y al poco volví a la normalidad.
Un mes y medio más tarde, al salir de casa, me esperaba un coche patrulla con dos policías. Sin presentarme ningún documento ni papel, me dijeron que yo era "un rojo" y que tenían órdenes de llevarme directamente a la cárcel.
Vivo en un pueblo pequeño donde todos nos conocemos, así que en pocos segundos había en la calle una decena de vecinos hablando con los policías.
Ellos (los policías) indicaron que obligatoriamente me tenían que llevar a la cárcel, pero me dejaron una buena media hora para meter el coche en el garaje, cerrar agua, luz y gas, llamar a mi novia, y hacer un montón de cosas.
Después me dijeron que el procedimiento obligaba a ponerme las esposas pero que no lo harían. Me metieron en el asiento de atrás de su Seat Toledo (y que tenía los cinturones de seguridad invalidados) y salimos del pueblo. Abrieron un poco la ventana lateral oscura. No me dijeron nada, y comunicaron por radio que llevaban a un "rojo" (supongo que es un código interno). Al llegar al recinto penitenciario, me entró miedo. Los muros, los alambres con pinchos,... buff!
Los policías me dijeron que no tuviera miedo, que sería bien tratado y que todos estarían "al corriente" de mi caso en concreto. Pero vaya, que yo el miedo la tenía igualmente.
Entramos en prisión a través de una amplia puerta del recinto, y una vez dentro se abrió una puerta de garaje y entramos. Me hicieron bajar, e hicieron el gesto como si llevara esposas y me empujaran. Pero muy educadamente. Enseguida vino un funcionario, y escuché muy claramente que los policías le decían "esto debe ser un error, tratadle bien, leed primero el atestado ".
Creo que fue entonces cuando se quedaron mi DNI y me hicieron poner las huellas dactilares por primera vez. Sorprende muchísimo. Un montón de huellas: De los diez dedos, de la palma de la mano, del lateral, de nuevo los diez dedos, luego de nuevo ... y otro ... un montón de huellas! "Tocar el piano" le llaman dentro.
Después me dejaron solo en una sala anexa a un patio.
Esperé de 12 del mediodía a 4 de la tarde sin hacer nada, sentado.
A las 4 me hicieron bajar a otro lugar y recuperé el miedo.
Un señor muy mal educado me preguntó mi nombre, para luego lanzar un "me importa una mierda porque para mí eres un puto preso más". Fue él mismo quien me hizo las fotos (sorpresa de nuevo, un montón de fotos!), ayudado por un chico que después supe que era interno.
Después pasé a una sala más pequeña donde me hicieron desnudar y me quitaron las pocas pertenencias: El reloj, un bolígrafo, diez euros, las llaves de casa, y un certificado médico de los problemas que me afectan.
A continuación, tal vez después de esperar una hora a la misma sala anexa al patio, tocó el reconocimiento médico.
Da la casualidad de que de salud no estoy demasiado bien. Muy feliz, eso sí! Pero precisamente por mis problemas de salud es por lo que nunca en la vida se me ocurriría agredir a alguien, ni sería capaz de defenderme.
Le expliqué al médico que consultara el certificado médico que llevaba. Sufro de hidrocefalia a consecuencia de espina bífida, lo que tiene algunos inconvenientes como pérdidas de conciencia e incontinencia urinaria, aparte de un peso anormalmente bajo y menor movilidad.
No hizo ningún caso de nada y no leyó ningún papel.
Me pesó, me midió, y apuntó algo así como "salud correcta". Y se despidió.
Absolutamente NUNCA le cuento a nadie mis problemas de salud, y muchísimo menos la molesta incontinencia. Me fastidió que no me hiciera ningún tipo de caso. Le pedí si podría facilitarme alguna toalla o un protector para el colchón, y si podría entrar mi medicación, en especial la que bloquea la formación de orina (que se debe usar excepcionalmente y nunca de forma regular) o pañales.
Nada, ni caso, ni siquiera me respondió.
Y entonces sí que pasé mucho pero mucho miedo:
"Ahora te toca ducharte" me dijo el funcionario.
"Pero si me he duchado justo al salir de casa"
"Es igual, te toca ducha"
Buff ...
Me llevaron por un pasillo casi hasta el final, puerta a la izquierda.
Y al entrar en calzoncillos, dentro había ... tres internos!
"Mierda, ahora es cuando me violan!"
Pues no.
El primer interno me explicó cómo funcionan los botones del agua caliente, el segundo que me pusiera la ropa de una bolsa, y el tercero que luego pasara la fregona.
Y me dejaron solo.
Me duché ya más tranquilo, pero por si acaso sin quitarme los calzoncillos.
La puerta de las duchas va muy fuerte cuando se abre desde dentro, y como no se me abría, pregunté a los internos del patio (a través de una ventana) si estaban cerradas desde fuera. Me indicaron que forzara la puerta, y listos.
Entonces (debían ser las 7 de la tarde) el funcionario me preguntó si quería cenar.
Le contesté la verdad: Resulta que casi no necesito comer. No tenía nada de hambre.
Entonces a este funcionario le cogió buen rollo conmigo, le caí bien.
Me llevó a su despacho, y estuvimos hablando como amigos. No me impidió que le tratara de "tú" y se portó muy pero que muy bien. Se interesó por mi caso, después yo por su vida, hablamos de las familias, de informática, de ciencia ... (Me dedico entre otras cosas a dar charlas y clases, jejeje).
Cuando nos dimos cuenta ya eran las 9 o las 10, que es la hora en la que los internos son encerrados en las celdas.
Y mi compañero de celda me había guardado un plato con la cena!
Nos encerraron en la celda, y ese día casi no hablé con el compañero. Vimos la tele hasta que se apagó.
Lo cierto es que yo casi no dormí. Cada dos horas me levantaba para ir al baño ... Es muy molesto, en serio.
A las 7, "recuento" y desayuno. A continuación, el compañero no tenía destino definido y yo tampoco así que charlamos toda la mañana. Me cayó muy bien. Era un señor algo mayor que llevaba muchos años preso, según me dijo por atracar un banco. Me explicó, durante toda la mañana, lo esencial que hay que saber en prisión. Y me tranquilizó mucho diciendo que el módulo donde estábamos no había ningún tipo de problema: "Las agresiones y similares sólo pasan los módulos duros, donde no te meterán".
Aquel día no hice nada especial, sólo estar en el patio, charlar con internos y con funcionarios, y recibir las rutinarias visitas de ingreso, con una especie de abogado y una asistente social, que estaban al corriente de mi caso y me recalcaron que los 15 días pasarían muy rápido, y que todos sabían que era inocente. Me dejaron llamar a la novia desde su despacho, y me dijeron que si necesitaba llamar más, las avisara.
Al día siguiente (por la noche casi no dormí) el funcionario que estaba a cargo del módulo me dijo que quería que yo conociera la cárcel entera, por dentro. Y durante todo el día me llevó por todos los rincones.
Me sorprendió mucho. Los módulos "duros", lo son de verdad! Impresiona ver las instalaciones, los internos, los muros, las puertas, ... todo! El funcionario consiguió, incluso, que viera las celdas de aislamiento. Uffff!
Después el almuerzo en la cafetería "sólo para funcionarios", después el gimnasio, los talleres, la escuela y el salón de actos, la parroquia, los almacenes, ...
"Visita gratis a las instalaciones, oiga"
Aproveché la confianza para preguntarle si, por favor, podían avisar al doctor, ya que necesitaba tomar medicación.
No era exacto, pero no le quise explicar mis problemas.
Y esa noche, antes de dormir, mi compañero de celda me dio un protector impermeable de colchón, sin hacerme ningún tipo de comentario.
Me puse rojo como un tomate, creo que nunca en la vida he pasado tanta vergüenza.
Pero el compañero ni siquiera me miró, no dijo nada, "no se dio cuenta de nada". Un buen compañero, sí señor!
Entre el sueño que llevaba y la solución provisional, dormí muy bien.
Al día siguiente le reparé un portátil a un funcionario en su despacho, y en cambio me entregó una tarjeta telefónica.
Pero como no había tenido tiempo de registrar ningún número, se la regalé a un interno.
Entonces el funcionario me dejó hablar durante una hora entera (en su despacho) con mi novia, que por supuesto no podía entender que yo estuviera en la cárcel.
Casi a continuación, se me dijo que "mi destino" era barrer y fregar ciertos pasillos, que comunican un módulo con otro.
Mi compañero de tarea era un chico gitano sin demasiada cultura y que se tomaba el trabajo muy en serio, por lo que me explicó cómo hacerla con todo lujo de detalles.
Y los siguientes días entré en la "rutina carcelaria".
"Recuento", dormir un poquito, desayuno, barrer-y-fregar, patio (en mi caso, nada de andar ni hacer deporte), comer a la una, patio y celdas, cena, ver la tele en la celda, y dormir.
Puesto que todos me trataron muy bien no tuve ninguna experiencia remarcable.
Pasados estos pocos días, todo fue muy rápido:
Pasada la hora de comer un funcionario me indicó "recoge tus cosas que ya sales". Algunos internos me habían hecho regalos, así como también el compañero de celda y algunos funcionarios. Mi compañero de celda además me dió dos bolsas gigantes para meterlo todo dentro y metió también el protector de colchón ... Así que salí con muchas más cosas que las que entré!
Me tomaron de nuevo las huellas digitales, entregué el carné de interno, me devolvieron los 10 euros y las pertenencias, y en un momento ya pisaba la calle.
Jblasley
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Mensajes: 2
Registrado: Jue Sep 08, 2016 12:47 pm

#2

Mensaje por Jblasley »

Me gustó mucho tu experiencia. injusta, pero no desagradable. Podrías escribir un libro :lol:
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